lunes, 22 de agosto de 2016

Que nadie persiga mi alma, que vuela muy rapido.
Que nadie me rompa cadenas, que soy pájaro y los pájaros vuelan.
Que nadie se meta en mi cama y se quede, que cuando se quedan acaba doliendo, y este cuerpo de heridas se queja, y salgo corriendo.
Que nadie me bese despacio,
Que no me desgarren las ganas,
Que no pidan compromiso, que solo me comprometo conmigo y a veces, también me fallo.
Que me llenaba de excusas y llegaste tú.
Y entonces que nadie me quite tu risa,
porque ahora vuelo contigo.
Que me gusta esta jaula sin puertas, y esta cama infinita en la que prefiero acercarme  a tu cuerpo que correr en dirección contraria.
Que no me hablen de  prejuicios, porque yo prejudgue tu boca, y  ahora no puedo parar de besarla.

viernes, 13 de mayo de 2016

Sistemas infalibles

Dejando de ser sistémicos, fluimos.
Como una ráfaga de aire que llega cuando todo es oscuridad,
alumbrando, distorsionando, deslumbrando.
Y es así, que llega siempre la ilusión a las manos de quién no puede.
Que ojalá y pudiese reconocerte como parte de mí,
pero el viento sopla fuerte,
y yo vuelo.
Y no es que no me atreva,
son mis alas insaciables, que me invitan a ser nómada.
Que no me dejan asentar hogar,
que no es momento,
que no hay lugar, por muy reconfortable que sea dónde sepa quedarme.

Y es así,
seguiré dejando razones en la trinchera,
para seguir la guerra por mi cuenta,
y asi, si no me salvo,
tampoco habrá nadie que reclame pérdidas.

viernes, 22 de enero de 2016

Me vine a la habitación,
cerré la puerta y la ventana,
abrí la cama
y cerré los ojos;
ahora sólo podías entrar tú.


Sálvame, pensé.

Sálvate tú, cómo dijo Andrés Suarez.
Nos merecemos otra vida jefe, 
aún es demasiado pronto.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

El problema es que siempre
estoy tan pendiente de irme
que nunca tengo tiempo de quedarme.

Que no se saltar,
que se me ha olvidado saltar
por haber caído varias veces.

Que solo se correr,
más deprisa que yo misma
y entonces nunca me alcanzo
ni alcanzo a ver
que hay bocas con más prisa que la mia.

Que ya no se,
nada,
que no aprendo
por acomodarme en el sofá
los Domingos,
con la misma película y los mismos miedos.


miércoles, 14 de octubre de 2015

Yo también escribo cuando va mal,
y cuando bien, también, pero con menos garbo.
También ato, presuntuosa, las palabras a mis manos
y las dejo volar después simulando toda la inocencia del mundo.

Soy culpable de los atentados contra mí,
de amarrar de forma impulsiva, caprichosa, todo,
y al sentirlo mio no dejar que vuelva.

En definitiva, salir corriendo cuando al corazón
se le abren nuevas ventanas,
y entra luz,
y entonces ciego.

Creo que he aprendido a amar salvajemente la vida,
la soledad,
las ruinas.
Que he aprendido a complementarme,
y al fin y al cabo he cerrado puertas a cualquier simbiosis
que venga propuesta por cualquier boca.

Dicen que el hielo también quema,
y en días como hoy me encantaría ser fuego,
y quemar también,
pero fuera de la soledad

y de mis sombras.

lunes, 10 de agosto de 2015

Al final será cierto que el verano cura,
que la brisa cura.
O que queremos creer que cura.
Sea cierto o no,
la serenidad y la calma que producen,
no está tan mal del todo.

Olvidar es dejar atrás,
sin terminar de dejar del todo lo vivido,
ya sea como experiencia o recuerdo.

Olvidar es perdonar,
sobretodo a uno mismo por no saber dejarse llevar,
ni saber llevar las cosas del todo bien.
Olvidar es dejar de esperar, y vivir.
Que es más que suficiente

martes, 16 de junio de 2015

Hay formas de querer, y luego está el amor de verdad.

Tu piel, tus ojos con tanta vida, 
que cualquiera imagina tu guerra.
Tu fuerza de huracán, que rebosa,
me llena, me calma.
Nunca he confiado en nada con más fuerza como lo hago contigo.
Con esa forma sobrehumana de re-escribirte,
mirarme despacio,
leerme,
y decirme que no pasa nada,
que todo irá bien.

Podríamos llenar miles de libros con todas las tragedias que llevamos a cuestas,
pero tu lo harías comedia,
o fábula,
enseñando al mundo todo lo que sabes.

No me cabe tanta admiración, y escribo.
Palabras inéditas,inmediatas, nuestras.
Hechas a nuestra forma, igual que yo estoy hecha a la tuya.

Eres mi gigante, salvavidas y equipaje.
Mi luz, que siempre brilla por muchas tormentas que intenten apagarte.
Te levantas del sofá y dos pasos tuyos saben a gloria.
Te escucho respirar, dormido, y no quiero que acabe nunca,
invento nanas, se giran las tornas y soy yo la que ahora te acurruca.
Te escucho reír y río, 
como si no tuviese fin tampoco la felicidad.
Esa, que en los últimos meses -como bien alguien me dijo-
solo eres capaz de sacarla tú.
Me da igual el resto.
Estas.
Que es lo esencial.
Y tu esencia me sigue llenando de vida.

Creo que después de tanto golpe solo creo en ese tipo de amor.
Y estoy orgullosa de quererte cada día con mas fuerza.
También de que seas así de fuerte.

No hay conexión más bonita.
Y eso, 
con perdón de la expresión,
ninguna enfermedad de mierda va a poder cambiarlo.